—¿Quién pudo ser? ¡Debemos arrestar a alguien!
—No tenemos pruebas, señor.
—¡Trae a la chica que dice tener pruebas!
—Ella no tiene pruebas, solo afirma haber visto salir de la casa del alcalde a una chica de cabello naranja...
—¡Listo! Conozco a esa muchachita de cabello naranja, ¡está demente! Asesinó a sus padres, de seguro también a la escoria del alcalde.
—Eso está mal, señor, no tenemos pruebas para arrestar a la chica. Ni siquiera sabemos si es cierto...
—¡Le acompañarás! No me importa si está bien o mal, tú no mancharás mi reputación. ¡Ahora te vas a la cárcel por entrometido!
—No tenemos pruebas, señor.
—¡Trae a la chica que dice tener pruebas!
—Ella no tiene pruebas, solo afirma haber visto salir de la casa del alcalde a una chica de cabello naranja...
—¡Listo! Conozco a esa muchachita de cabello naranja, ¡está demente! Asesinó a sus padres, de seguro también a la escoria del alcalde.
—Eso está mal, señor, no tenemos pruebas para arrestar a la chica. Ni siquiera sabemos si es cierto...
—¡Le acompañarás! No me importa si está bien o mal, tú no mancharás mi reputación. ¡Ahora te vas a la cárcel por entrometido!
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