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¿Qué haremos, amor mío?

¿Qué haremos, amor mío, cuando alguno de los dos falte? ¿Qué haremos, qué haremos?
Cuando la distancia sea sobrenatural y el impedimento no sea de carne y hueso.
Cuando uno vea la luna desde la plaza y el otro desde las estrellas.
¿Qué haremos, qué haremos?
¿Qué haremos cuando, por mi culpa, ya no nos queden excusas para amarnos como aquellos viernes de antaño?
Cuando la sortija en tu dedo se oxide con los años y los poemas que te dije y se llevó el viento.
Cuando nuestros besos ya no estén bajo la lluvia, sino en ella.
¿Qué haremos, qué haremos?
¿Qué haremos con este amor, que se acrecienta y que ya no podemos controlar?
Cuando nos descubran bajo la mesa abrazados por el frío y los labios desgastados.
Cuando amarnos ya no sea suficiente para ir codo a codo por la vereda, y nuestros ojos ya no se busquen entre la multitud.
¿Qué haremos, amor mío, cuando nuestro amor sobrepase los confines que separan a la razón de los sentimientos y no podamos soportarlo?
¿Cuando nuestro amor deje de ser una arrasadora utopía y se convierta en la realidad, dime, amor mío, qué haremos?
No sé qué harás tú, pero yo buscaré entre las estrellas, y cuando vea la más hermosa sabré que eres tú. Y cuando la lluvia roce mis labios ¡ay, amor mío! ¡Cómo echaré de menos tus besos!

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